lunes, 12 de noviembre de 2012

Espíritu Santo

Lo maravilloso del Espíritu Santo es que cuando más lo necesitamos siempre está con nosotros. Incluso cuando estamos tan preocupados por nuestros problemas que nos olvidamos de lo importante que es buscarlo con intensidad y con sed.

Sí, porque es en esos momentos cuando nos sentimos tristes, solos u olvidados cuando debemos mirar al cielo y luchar por fortalecernos en su presencia, en estar más cerca de Él y ser fuertes cuando todo lo demás se desmorona a nuestro alrededor.

El Espíritu Santo es el único que nos acompaña en medio a un desierto, el único que nos comprende, nos guía, nos levanta y nos consuela. El Espíritu Santo es quien nos garantiza nuestra salvación. Si Él vive en mí, ¿a qué debo temerle?