viernes, 18 de noviembre de 2011

Creo en ti

Cómo me gusta escribir. Dedicar un momento del día a poner en palabras mis pensamientos.

Ayer Dios habló conmigo. Mientras oraba para dormir yo le pregunté qué había visto en mí, porque a veces nos es difícil ver nuestras propias cualidades. En especial cuando nos humillan, terminamos viendo nuestros muchos defectos y nos olvidamos de cómo Dios nos ve. Fue una sola palabra lo que el Espíritu Santo habló conmigo: Yo creo en ti.

Nosotros siempre declaramos nuestra creencia en Dios, pero hay otra cara de la moneda, Dios también cree en nosotros. Él nos da responsabilidades, nos coloca en cargos que a  a nuestros ojos nos superan, pero somos su creación y Él sabe que somos capaces de todo si creemos en Él y en nosotros mismos.

"Yo creo en ti" Imagina, el creador del Universo, soberano de la Creación, cree en mí, incluso más que yo misma. Tener esa confianza te fortalece contra cualquier batalla, lucha, dificultad. Te levanta cuando estás caído, te anima cuando estás triste, te impulsa a intentar cosas que nunca imaginarías poder realizar y a conseguirlas.

Por eso dijo Pablo: "Yo todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Si el Espíritu Santo está dentro de nosotros, no existe nada que no podamos hacer.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Escuchar al corazón

Ese es un gran problema de las mujeres, y yo me incluyo en esa lista.

No sé que ha pasado conmigo estos días, estoy muy emotiva. Hace mucho que no lloraba tanto. No me gusta ser así, dejarme dominar por los sentimientos.

Escuchar al corazón es lo peor que podemos hacer en la vida. El corazón es exagerado, dramático, siempre busca la peor parte de las palabras que nos dicen y las agranda para hacer de algo simple, algo complicado. Es como dice un dicho mexicano: nos hace ahogarnos en un vaso de agua.

Sólo el Espíritu Santo puede comprendeme cuando estoy así, sólo Él me puede comprender, sólo con Él puedo hablar y hablar, llorar y llorar, y no me critica, sino que me escucha y después me hace en dónde está mi error.  Es ilógico querer culpar a las personas de mis emociones. Si yo me quiebro con un pequeño comentario, o con una gran llamada de atención, que seguro no fueron dichos para lastimarme, entonces el problema no está en los otros, sino en mí.

Sin embargo, es maravilloso tener la certeza de que el Espíritu Santo está con nosotros a cada instante, en especial para hacernos entrar en razón cuando las emociones hablan alto. Además, no acepto ser controlada por lo que dice mi corazón engañoso, no. Es el Espíritu Santo quien debe hablar más alto y dirigir todas mis actitudes.

Esa es la diferencia entre una mujer sabia y una insensata.

martes, 15 de noviembre de 2011

Gracias

Espíritu Santo.

Gracias. Estoy segura de que te estás agradando de mí. Nada puede arrebatar esta certeza. Gracias por las humillaciones, pues sé que quien es humillado será enaltecido. Gracias por las luchas, pues sé que en cada una de ellas se esconde una gran victoria. Gracias por que nadie me ayude, pues sé que me estás preparando para grandes responsabilidades. Gracias por cada lágrima, pues tú las recoges todas y eres mi consuelo.

Te amo, te necesito. Sólo tú puedes escuchar el grito de mi alma. Sólo te pido que me des un corazón limpio y que me ayudes a guardar mis palabras para no decir algo que pueda lastimar a los demás. Gracias por jamás olvidarme. Por mirarme desde tu trono y amarme a pesar de mis fallas. Gracias por estar conmigo, cuando todos me abandonan, cuando nadie puede comprender el dolor, el cansancio, el sacrificio, Tú estás pendiente de cada lágrima, de cada noche de desvelo.

Gracias por este momento, sé que me estás haciendo más como tú. Por favor, muéstrame qué debo de aprender. Aunque no me siento muy fuerte, gracias porque tu poder se perfecciona en mi debilidad. No me siento muy alegre, pero tú habitas con los contritos de corazón. Estoy afligida, pero aunque muchas sean las aflicciones del justo, de todas ellas lo librará el Señor.

Ahora, tú ya has vencido al mundo, y por mi fe, yo también. Gracias por todo.

Vida eterna

Pensar sólo aquí en la tierra no es sabio. A veces transcurren los días y nos olvidamos de que nuestra vida no se reduce a los contratiempos, victorias, luchas, bendiciones o a nuestro día a día, no. La importancia de cada instante trasciende porque todo lo que hacemos aquí en la tierra repercute en la eternidad.

Hoy estaba meditando en los últimos capítulos del Apocalipsis, esas palabras que se convierten en la seguridad en el futuro de aquellos que creen en Dios. Imagina, el cielo nuevo, la nueva Jerusalén. Caminar por un cielo cubierto de zafiros, estrellas brillantes cuyo resplandor se opaca ante la majestad de Dios. Colores asombrosos los cual ningún ser humano es capaz de imaginar. Paz verdadera, sin tristeza, ni lágrimas, sin voces de dolor, sin odio, ni miedo, sino sólo la presencia de Dios. Imagino el aroma más delicioso del mundo...

Siempre he deseado tener una estrella. Entonces mi sueño se volverá realidad, no habrá necesidad ni de luz de lámpara, ni del sol, ni de la luna, ni de las estrellas. El propio Señor nos iluminará y recogerá todas las lágrimas que derramamos aquí en la tierra. Veremos el incienso de nuestras oraciones llegando hasta Dios como un perfume agradable.

Ahhhh... sólo el vencedor obtendrá la vida eterna. Cualquier sacrificio es poco para alcanzarla. Vuelve pronto por nosotros Señor.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Dios sí ve

Cuando nadie puede ver el sacrificio, Dios está más atento. Cuando parece que nadie reconoce el esfuerzo, Dios sonríe de gusto.

Dice en la Biblia que lo que hacemos en secreto nuestro Padre lo recompensará en público. En verdad, las personas a nuestro alrededor sólo están pendientes de nuestros errores, de juzgarnos y colocar más cargas sobre nosotros. Es más, nos presionan y presionan, cuando fallamos acaban con nosotros con sus palabras.

Pero con Dios es diferente, con Él tenemos seguridad de que cada responsabilidad es una oportunidad de agradarlo, Él jamás nos humillaría, sino que nos enseña con amor y, aunque nos llame la atención, lo hace como un Padre con su hijo. Él jamás nos haría sentir como un fracaso sino que su palabras nos recuerdan que somos más que vencedores.

Dios ve las lágrimas que derramamos pero nos levanta cuando nos sentimos más abatidos, el Espíritu Santo es nuestro consuelo, nuestra fortaleza cuando todos nos abandonaron. Cuado Él está con nosotros, nada de lo que nos digan puede apagar la certeza de que Él nos escogió y, que a pesar de nuestras debilidades, nada es imposible si creemos en Él.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Renuncia

Renunciar es sacrificar.

En la vida hay cosas que sólo podemos conseguir si renunciamos. Por ejemplo, para ser un buen siervo de Dios es necesario renunciar a uno mismo, a nuestra propia voluntad, nuestro yo, nuestro ego, entre otras cosas. Si nos comportamos con orgullo, ¿qué testimonio le damos a quienes no te conocen?

En el matrimonio es necesario renunciar. Es como la relación en una familia, si no renuncio a reclamar sobre ciertas cosas que me molestan voy a terminar peleando con todos a mi alrededor. Son cosas pequeñas, pero si no renuncio a mi deseo de siempre estar en lo correcto, entonces se convierten en grandes conflictos.

Para tener una transformación total en nuestra vida, es necesario renunciar a nosotros mismos. Es necesario dar un basta y decidir renunciar a nuestro pasado con la mirada siempre hacia adelante, luchando por cada día ser más como el Señor Jesús.

Dios jamás olvida lo que hacemos, si renunciamos a algo por amor a su nombre, es como si sembraramos una semilla que Dios mismo cuidará y dará fruto a su tiempo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sufrimiento

Hoy el Espíritu Santo habló algo conmigo. Yo le estaba preguntando acerca de algo que me produce curiosidad y en lo que he estado meditando durante varios meses sin descubrir una respuesta. Pero la respuesta que me dio hoy no fue lo que esperaba.

-¿Por qué estás perdiendo el tiempo con preguntas inútiles cuando hay millones de personas muriendo, sufriendo sin conocerme?

Es verdad. Cuántas veces quedamos preocupados o curiosos de cosas que carecen de importancia y quitamos la vista del objetivo por el cual Dios nos llamó. Vemos personas en la calle sufriendo y nos olvidamos de ellos, olvidamos que el Señor nos rescató de un pozo de desesperación y que si hoy estamos bien, no es por nuestros méritos sino por su misericordia.

Quizás Dios guarde silencio a muchas de nuestras preguntas (creo que a mí me gusta preguntar acerca de todo) porque lo más importante no es que tengamos mucho conocimiento, sino que soñemos y pongamos en práctica los sueños de Dios para la humanidad.

Algo que tienen los niños es que nunca pierden esa sensibilidad ante el sufrimiento de los demás. Nosotros adultos, cuando estamos acomodados y viviendo una situación tranquila, tendemos a olvidad que hay personas a nuestro alrededor que necesitan con urgencia del Señor. Si Dios no puede contar con nosotros para llegar a ellos, ¿con quién lo hará?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Es por ti

Terminó el día. Nadie vio todo lo que pasó hoy, nadie puede entender el cansancio, las lágrimas, la desilusión, la tristeza, el esfuerzo, el sacrificio. Sólo tú.

Porque yo sé que Tus ojos me contemplan a cada instante, cuando viajo en la noche en el camión, cuando renuncio a mi propia vida por ti. Tú jamás te olvidas, tú jamás dejarías de ver algo que yo hago para agradarte.

En ocasiones es difícil resistir el mundo que se coloca alrededor para poner más cargas sobre uno. Todos están listos para juzgar, para exigir más, pero nadie se preocupa por prestar algo de ayuda. En ocasiones nos sentimos abandonados por todos alrededor, pero jamás por ti.

Tu yugo es fácil y ligera es tu carga. Si al terminar el día tú estás feliz, yo lo estoy también. Tú eres todo para mí, Espíritu Santo. Me rescataste, me liberaste, me diste una nueva oportunidad de ser feliz, si algo puedo hacer para estar más cerca de ti, no me importan las lágrimas que tenga que derramar, si es por ti hago esto y mucho más.

Enséñame, tenme paciencia. Te necesito cerca cuando nadie más puede entenderme. Tú me comprendes sin más explicaciones, me amas a pesar de mis debilidades. Sé que a veces soy muy exagerada... pero hazme fuerte, tómame en tus manos y ayúdame a seguir adelante.

Quizás todos me pidan muchas cosas y ni se importen si uno estoy bien o no, si atravieso peligros o no, pero tú estás pendiente de mí. Eres mi consuelo, mi refugio, te amo. Creo que simplemente hoy es uno de esos días cuando tenerte es la paz que llena mi corazón en medio a las tempestades. Mañana saldrá el sol de nuevo, estoy segura.

Si me preguntara porqué hago todo esto... la respuesta es fácil. Es por ti.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Fe (2)

Hay una diferencia que es determinante en la vida de un cristiano y lo separa de las personas en el mundo.

La fe.

Porque sin ella es imposible agradar a Dios. ¿Es posible recibir el Espíritu Santo sin fe? ¿Resistir las luchas sin ella? La fe es la que nos permite seguir cuando parece que todos nos abandonaron, y nos da fuerzas para resistir la voz del corazón. La fe es la que nos ayuda a superar el pasado, vencer las barreras del presente y garantizar nuestro futuro a través de la salvación.

La fe nos otorga un valor que nada en este mundo puede igualar. Nos da condiciones de ser llamados hijos de Dios. ¿Será que un hijo de Dios puede quedar abatido por el desprecio, las humillaciones o las tribulaciones momentáneas? No, pues cuando existe en nuestra mente y llena nuestro corazón la certeza de que el Espíritu Santo es nuestra guía, consuelo, fortaleza, amigo, padre, en fin, nuestro todo; no importa cuánta soledad nos rodeé, nos reconocemos afortunados y seguros, ya que Él jamás se olvidaría de un hijo suyo.

Es por eso que nuestra vida debe estar cimentada en la roca, en el Señor Jesús. El peor error que podemos cometer es colocar nuestro corazón en las cosas de este mundo, donde todo es pasajero. Nuestra fe colocada en el lugar correcto nos puede llevar a conquistar las promesas de Dios en la tierra y a alcanzar la salvación, que es lo más importante en nuestra vida.

Ser hijo de Dios, ¡qué privilegio!  Cuando asumimos esta condición nos levantamos en contra de las situaciones que tratan de derribarnos. Tenemos defectos, errores, momentos difíciles, no somos merecedores de nada, pero gracias a nuestra fe, somos hijos de Dios y no podemos aceptar menos de lo que Él prometió para nosotros, una vida abundante en todos los aspectos.

martes, 20 de septiembre de 2011

Fe

Pura, simple, en ocasiones tan simple, que nosotros queremos complicar las cosas.

La fe no tiene secretos, es o no es. Dios hizo promesas en la Biblia, es creer o no creer. Cuando hallamos una promesa en la Biblia tiene que cumplirse, de no hacerlo creo que sólo hay tres opciones: o la Palabra de Dios es mentira (imposible), o Dios no tiene poder para cumplir su promesa (aún más imposible), o nosotros no creemos (más que probable).

La fe nos permite mover montañas cuando dejamos de complicar las cosas. Dios no está preocupado en lo que hicimos, ni nos va a castigar por nuestros errores. Él es misericordioso y lo único que necesita es que seamos justos, es decir que vivamos por la fe. Que cada día caminemos confiados en su Palabra y en la certeza de que Él está con nosotros.

Cuando manifestamos esta fe y esta confianza no hay mar, muralla, desafío, desierto, tormenta, gigante, ni nada puede impedirnos de alcanzar los sueños que ha preparado para nuestra vida.

Así de simple, creer.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Adversidad

"Si flaqueas en el día de la adversidad, tu fuerza quedará reducida" (Proverbios)

He meditado en esto desde hace algunos días. ¿Cuál es el momento cuando uno se siente más débil? En el día de la adversidad. Cuando luchamos y luchamos y parece que la batalla no tiene fin, sino que cada vez que conseguimos alcanzar un instante de sosiego aparece un nuevo enemigo peor que el anterior.

Sin embargo, este versículo dice que si disminuimos el ritmo y la fuerza que ponemos en la guerra, nuestras fuerzas serán debilitadas y, con seguridad, seremos vencidos.

Sólo el Espíritu Santo puede fortalecernos en el día de la adversidad, aunque a veces sea difícil continuar, Él nos capacita para enfrentar cualquier desafío. Esa certeza de que Él está conmigo es la que me levanta cada mañana con una sonrisa. Es mi esperanza cuando todas mis condiciones se agotaron y sólo me resta esperar en su Salvación, pero Él jamás falla. Jamás desampara a aquellos que conocen su nombre, quienes depositan su confianza en Sus promesas.

Además debemos estar conscientes de que el diablo no se ha olvidado de nosotros. Satanás nunca se rendirá en intentar llevar nuestra alma al infierno, se encuentra a nuestro alrededor a cada instante, buscando devorarnos y si flaqueamos o nos descuidamos le damos una brecha para entrar.

En el día de la adversidad, cuando ya no hay deseos de seguir adelante, es cuando debemos poner toda nuestra fuerza. Dios está con nosotros. Si la adversidad es cada vez peor, es porque nuestro enemigo está intentando de todo para detener nuestro avance, eso quiere decir que nuestra victoria ya está cerca.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Dios está presente.

Cuando más lo necesitamos, Dios está presente.
Cuando nos sentimos más débiles, Dios está presente.
Cuando las fuerzas se agotan, Dios está presente.
Cuando las preocupaciones de este mundo nos atacan, Dios está presente.
Cuando la ansiedad nos tortura, Dios está presente.
Cuando lo buscamos con sinceridad, Dios está presente.
Cuando menos sentimos su presencia, Dios está presente.
En cada nuevo amanecer, Dios está presente.
En la noche al colocar nuestra cabeza en la almohada para descansar, Dios está presente.
En una hoja del árbol empapada de rocío, Dios está presente.
En un rayo de luna, Dios está presente.
En cada sonrisa, Dios está presente.
En cada beso, Dios está presente.
En el amor, Dios está presente.
En la tristeza, Dios está presente.

No importa cómo se sienta uno, no importa las dificultades que uno esté pasando, el Espíritu Santo está presente, mucho más cerca de nosotros cuando más lo necesitamos. Él es nuestro padre, nuestro amigo, nuestro amado...

Cuando sea la hora de dejar esta vida... Dios estará presente.

lunes, 22 de agosto de 2011

El pasado

¿Qué se tiene que hacer con el pasado? Dejarlo atrás. Aprender de él, más permitir que el tiempo siga su curso. Aferrarse a las promesas de Dios y seguir adelante. Guardar el corazón para que podamos continuar con fe.

Dice en la Biblia que el justo vivirá por su fe. No por su santidad, no por su fuerza, ni por su resistencia, sino por su fe: "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Hay ocasiones cuando cada paso hacia adelante es un paso de fe, es tener la certeza de que el Señor no condena sino que cada mañana nos da una nueva oportunidad de luchar, de obtener nuestra salvación.

Pues si uno permanece atado al pasado se está tendiendo una trampa a si mismo. ¿Cómo voy a cuidar mi salvación en el presente si estoy mirando siempre hacia atrás? ¿Cómo voy a asegurar mi futuro si mi pasado me agobia? No. Dios nos da cada mañana una nueva oportunidad de seguir adelante y de salvarnos.

Hay que vivir por la fe. Dios puede transformar todo nuestro pasado en una escuela para la eternidad. A través de él podemos constatarnos cuán grande es el amor y la misericordia de Dios, inigualables. El punto es que un amor tan maravilloso nos es difícil de entender, pero no hay que entender nada, sino aceptarlo.

jueves, 4 de agosto de 2011

La voz de Dios

Es inconfundible, es suave, es poderosa, penetra hasta partir el alma y el espíritu. Es la voz de Dios.

Hay momentos que atravesamos cuando voces malignas atacan nuestro corazón, colocan dudas, miedos, inseguridades, en fin, todas esas reacciones negativas que no provienen de Dios. Soy específica al mencionar que esas voces atacan el corazón, pues cuando una mujer permite que empiece esa lucha interna, el corazón habla tan fuerte que le impide escuchar que es lo que Dios quiere decirle.

Por eso es tan importante que tengamos oídos para escuchar la voz de Dios. Cuando dejamos de escuchar nuestro corazón y nos concentramos en Él, en el Espíritu Santo, sus pensamientos se funden en nuestra mente y nos capacitan para poder escuchar su voz y cuando eso sucede es maravilloso, su Palabra es tan fuerte que consigue vencer cualquier ataque maligno.

Dice en Efesios que la Palabra de Dios es nuestra espada y la fe es nuestro escudo para apagar los dardos de fuego del maligno. Pero sólo si estamos llenas del Espíritu Santo tendremos la mente de Dios y la capacidad para usarlos en nuestra vida. Imaginemos a un guerrero en la Edad Media, en su armadura, todo armado, pero que no supiera usar sus armas. Seguramente moriría en el primer desafío.

Sólo el Espíritu Santo nos capacita para escuchar la voz de Dios. Y sólo la voz de Dios nos sostiene, levanta y da fuerzas para enfrentar cualquier batalla que intente destruir nuestra fe.

domingo, 17 de julio de 2011

Nostalgia

Es tarde. Estoy cansada. Debería de estar ya descansando pero no puedo. Por un lado no puedo olvidarte, me haces falta. Por otro lado hoy fue un día maravilloso (cuando digo día, también me refiero a la noche de ayer). En la reunión de las cuatro, me senté y por un momento observé el nombre Jesucristo es el Señor, en ese momento Dios confirmó en mi corazón una seguridad, una paz de que mi sacrificio le había agradado, que Él ya dio una orden y todo está en sus manos.

Eso no me impidió sentir falta de ti. Eso hizo que el día fuera más largo, cómo te extrañé. Los asientos, los salones, las ventanas, los cuartos, todo me trae recuerdos de ti. Creo que ya no sé cómo vivir sin ti en mi vida. Pero ni la soledad consigue apagar la certeza que arde en mi corazón. Dios ya actuó en nuestro favor. Estoy segura.

martes, 12 de julio de 2011

Dios proveerá

Un momento, una mirada, un toque, una palabra... pueden convertirse en un milagro. Hoy lo comprobé. Recordé las semanas de sacrificio, pero todo el dolor se esfumó en un instante, cuando me sonrió. Todo mi mundo se redujo a ese lugar, el milagro de Dios para mi vida.

Lo considero un milagro, pues llegué a imaginar que un momento así era un sueño, algo imposible. Sin embargo, para el Señor no hay nada imposible, si colocamos nuestra fe en Él, si derramamos nuestra sangre sobre su altar Él jamás fallaría.

Ahora, ese instante no lo es todo. Aún falta mucho más, estoy segura. "Dios se proveerá de un cordero para el holocausto" dijo Abraham. Yo declaro lo mismo para esta Hoguera Santa. El día en el que suba al altar le presentaré mi sacrificio perfecto y tengo la certeza de que ya está obrando en nuestra vida. Hoy sólo fue un regalo, una forma de recordarnos porqué estamos luchando. Muchas gracias Señor.

sábado, 9 de julio de 2011

...

Necesito escribir. Es simple, necesito escribir. ¿Sabes? Ya no aguanto la injusticia. Es como si hubiera dentro de mí una antorcha ardiendo, el coraje contra lo que estoy viviendo. Estoy decidida a todo, no me importan las consecuencias, no me importa lo que los demás digan de mí. Quiero verte, quiero ver tus maravillas de las que he escuchado hablar tantos años.

¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuando manifestarás tu poder en mi ser? He sido humillada por mi familia, por quienes decían amarme, he sido herida, he luchado, he perseverado, he confiado aún en los peores momentos de mi existencia, sólo te tengo a ti. No tengo a nadie más. Necesito tu ayuda, necesito tu mano poderosa sobre esta injusticia.

¿Es justo que paguemos algo que no hicimos? Sé que debo de ser paciente, esperar en Ti, pero ya no consigo aguantar el nudo en la garganta. Quiero verlo... me duele en el alma no poder escuchar su voz. La distancia es como un cuchillo dentro de mi corazón...

No voy a desistir, no importa si ya no tengo fuerzas, si el dolor es intenso, si las dudas me asaltan. No desistiré, prefiero morir a rendirme frente a la injusticia. Dame valor, intrepidez y fuerzas, pues de la forma que sea voy adelante y no retrocederé. Tú jamás fallarás, estoy segura.

miércoles, 6 de julio de 2011

Cuando las fuerzas se agotan...

Corría bajo la lluvia en el último refugio que tenía. El enemigo estaba cerca, pronto lo alcanzaría; la batalla aún no terminaba. El guerrero se preguntaba cuánto más podría resistir, los adversarios lo superaban por mucho. No tenía un ejército de apoyo, estaba a merced de su resistencia para conseguir la victoria, más la duda asaltaba sus pensamientos: "¿Cuánto más podré soportar?".

Las cicatrices aún estaban frescas, la sangre derramada por su cuerpo hubiera impresionado a cualquier doctor. Le dolía caminar, respirar, moverse. Hasta las gotas de lluvia deslizándose sobre su piel le herían cual si fueran latigazos debido a los cortes en sus brazos y piernas. Por un momento pensó quedarse ahí, tenderse bajo la lluvia y dejar que los enemigos acabasen con él. Sería más sencillo, todo terminaría... Pero no.

El guerrero jamás se rendiría. Lucharía hasta el fin. Prefería morir luchando que vivir cien años más como cobarde. Escuchó pasos, gritos de guerra, el enemigo había llegado. Se aferró a su espada, listo para el último embiste y entregó su vida en las manos del único que podía ayudarle. Aquel cuyo poder aventajaba por mucho a sus adversarios pues controlaba todo el Universo.

Desenvainó su espada, los pasos se acercaban. Estaba listo, quizás moriría pero nunca se rendiría ante ellos. Cuando los vio aproximarse levantó sus brazos y percibió que su cuerpo resplandecía con una luz cegadora, miró su espada que ardía con un fuego impetuoso. Corrió hacia ellos con furia, comprendió que la victoria ya estaba en sus manos.

Dios jamás abandona a quien deposita su confianza en Él, en especial durante una batalla.

miércoles, 29 de junio de 2011

La sunamita

Una mujer importante, sunamita, siempre acogía al profeta Eliseo cuando pasaba por Sunem. Además le preparó un aposento para que descansase cada vez que pasaba por la ciudad. Eliseo, entonces, le preguntó a la mujer que necesitaba o qué favor deseaba recibir de él? Ella respondió que nada quería. El profeta inquirió con su siervo quien le comentó que ella nunca tuvo hijos.

Eliseo le hizo a la sunamita una promesa: "El año que viene, por este tiempo, sostendrás un hijo en tus brazos". Ella, sin embargo, respondió "No, señor, mío, varón de Dios, no te burles de tu sierva" (2 reyes4:16). Ella ya había perdido la esperanza de tener un hijo, ya estaba conformada con la vida que llevaba, incluso buscaba servir a Dios con amor y sinceridad.

La palabra del profeta se cumplió. Ella dio a luz a un niño quien creció y, estoy segura, se convirtió en el orgullo de su madre, su sueño hecho realidad. Varios años transcurrieron más un día el chico se enfermó y falleció. La mujer lo llevó al cuarto del profeta y sin decir nada a su esposo fue hasta Eliseo y le dijo: "¿Acaso le pedí un hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlaras de mí?" Al perder a su hijo, la indignación que estaba dormida en la sunamita despertó. En otras palabras le dijo a Eliseo: ¿Porqué Dios me dio un hijo y ahora quiere llevárselo? Después de haber recuperado la esperanza no aceptaba perder nuevamente lo que había conseguido. Ella se aferró al profeta hasta que consiguió llevarlo donde su hijo y obtuvo el milagro que buscaba.

Apareciste en mi vida cuando menos te esperaba, cuando te conocí ya había perdido todas las esperanzas, mis sueños estaban destruidos. Creía que el amor era un mito, algo imposible e inalcanzable. La desilusión guiaba mis decisiones y me llevaba paso a paso al abismo de la deseperación en mi vida.

En verdad nunca le pedí a Dios que te trajera a mi vida, llegué a imaginar que no podría volver a amar a nadie, que nunca podría ser feliz de nuevo. No obstante, llegaste como un soplo de aire fresco y mi esperanza renació, lo que creía imposible sucedió, despertaste en mí pensamientos y emociones que creí perdidas. Me enamoré de ti. Dios te trajo a mi vida sin que yo te esperara, tu llegada fue para mí como una estrella fugaz, un inesperado regalo del cielo.

Ahora, sin embargo, estás lejos. Baluartes y enemigos se levantaron entre nosotros para separarnos. Dificultades que impidieron que estemos juntos, pensamientos, dudas, críticas, chismes... en fin, todo el infierno se ha levantado para mantenernos alejados.

Pero, como la sunamita, hay un clamor que se levanta con indignación ante Dios. Yo nunca te pedí, yo no imaginaba que pudiera existir alguien quien, en verdad, fuera mi otra mitad. Ya había perdido la esperanza y Él te trajo a mi vida, ¿debo ahora perderte así como así? No, simplemente ya no lo acepto. Ahora que descubrí qué significa ser feliz, no puedo dejarte ir. No voy a darme por vencida. Voy a luchar con toda mi fe, entregar mi sangre si es necesario, aferrarme a Dios hasta que resucite lo que, aparentemente, está muerto.

La sunamita recuperó a su hijo pues ya no estaba conformada con la soledad y el fracaso. Yo tampoco lo estoy, si Dios te trajo a mi vida en primer lugar, ahora tiene que establecer la bendició que me dio. No acepto nada menos que eso, ya no me conformo con una vida de soledad pues ahora Dios ya me ha mostrado que es lo que tiene para mí y ha cambiado mi visión por cosas grandes.

jueves, 23 de junio de 2011

Indignación

Indignación. En la iglesia se está hablando mucho de ella, el OM la menciona cada día, se predica en las reuniones y se escribe sobre ella en los blogs. Se compara esta indignación con el odio. Odio puro y sin máscara, odio contra la imposición que hay sobre la vida del ser humano.

¿Qué es la indignación? ¿Será una emoción o un sentimiento momentáneo? No. La indignación nace en el corazón de aquella persona que despierta al hecho de que la vida que lleva no es la voluntad de Dios para ella, sino que Él tiene preparado algo mejor. La indignación es un estado permanente en el corazón de aquellos que sirven a Dios, pues incluso para alcanzar la salvación es necesario estar inconformado con la idea de que este mundo es todo y que, al morir, simplemente desaparecemos de la existencia. Una persona alcanza su salvación cuando cree de todo corazón que, después de morir, hay un lugar que sobrepasa cualquier pensamiento y que este mundo, corrompido y sucio, no es el fin, sino la portada de la vida eterna.

La indignación es un fuego que sólo arde cuando comprendemos la magnitud del poder de Dios y nos aferramos a sus promesas. Mientras uno se halla conforme con las circunstancias, nada sucede, hay un asentamiento espiritual que impide un avance en la vida. No obstante, en cuando damos un basta, miramos la situación y gritamos: ¡Esto no es lo que Dios tiene para mí! Entonces tomamos actitudes que definen nuestra historia y transforman todo en nuestra vida.

Eso es para mí estar indignado.

miércoles, 15 de junio de 2011

Sólo en ti

Sólo en ti Señor, debe estar mi confianza, mi entrega.
Eres Padre, amigo, consejero, amado... Eres el camino, la verdad y la vida, te necesito.
Mi corazón no tiene otro refugio cuando todo a mi derredor se derrumba y todos me abandonan. Cuando mi alma busca consuelo y no lo encuentra, sólo en tí existe la verdadera comprensión. Tú conoces todo en mi ser, cada segundo cuando nadie más puede verme, tú me conoces como nadie más podría hacerlo. Tú conoces la intención de mi corazón.

Sölo en ti, Señor, está mi dependencia. Eres el primero en mi vida, mi amor, fe, paz... eres todo lo que necesito para ser feliz. Por favor, no permitas que nunca lo olvide. No permitas que trate de colocar mi confianza en el ser humano, pues nadie es perfecto. Sólo en tí, Señor, hay perfección, hermosura. Eres el anelo de mi alma, tengo sed de ti como si estuviera atravesando un desierto completamente sola y buscara un oásis donde apagar la sed que me consume.

Sólo en ti, Señor, está mi esperanza. Sé que, a pesar de mis errores, nunca me olvidas. Me comprendes, me amas. Sólo en ti, Señor, está mi salvación, que al final, es lo más importante en este mundo.

lunes, 13 de junio de 2011

Esperanza contra esperanza

Cuando ya no tengo que decir, entonces creo que algo me pasa. Busco seguir con toda la fuerza sin escuchar al corazón herido, a la voz en mi mente la cual insiste en que es una pérdida de tiempo seguir adelante, que todo es un fracaso.

Pero no. Debo creer sin importar las circunstancias, luchar sin importar las dificultades, confiar en medio de la tempestad y seguir con toda mi fe hasta el día en que pueda ver a mi Señor cara a cara. Abraham, por ejemplo, creyó en esperanza contra esperanza y le fue contado por justicia. A veces la esperanza es un peso en el alma, cuando el tiempo pasa y no hay respuesta, sino más dilaciones y obstáculos. Las palabras se convierten en una carga pesada donde no es posible hallar consuelo...

Pero Dios está presente, en cada rayo de sol, en la brisa que acaricia mi rostro, en la sonrisa de los niños, en mi respiración, en las estrellas, en la luna, en las nubes, montes, en el canto de un ave... Dios está presente en cada lágrima, en cada batalla... Él jamás me olvidará.

Sólo esa confianza me mantiene de pie en momentos duros, Dios nunca me olvida. Además no debo guiarme por lo que siento, sino por la fe que tengo en que su Palabra es verdadera y que ya se está cumpliendo en mi vida, aunque no pueda verlo aún con mis ojos.

viernes, 10 de junio de 2011

No es mi fuerza

El lunes deseaba tener más fuerza, hoy no. Dios habló conmigo, Él escogió a lo débil y a lo necio del mundo para avergonzar a los sabios. Entonces tengo certeza de que me escogió a mí. Mi victoria no radica en mi fuerza sino en Él. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, puedo superar el dolor, la angustia, el miedo, la soledad, todo si el Espíritu Santo está conmigo.

Puedo mirar de frente hacia la tempestad y atravesar por medio de ella, confiando en que Él me está guiando. Puedo alcanzar montañas y derribar murallas, puedo hacer el sol parar, puedo tapar bocas de leones y subyugar fuegos impetuosos. No por mi fuerza, sino por su Espíritu, el cual me da condiciones de seguir. Aunque a veces yo sienta que no puedo más, Él me levanta.

Confío en Él, confío en mi misma, nada puede derrotarme. Es un fuego que arde dentro de mi alma y quema todas las dudas, todas las barreras. Es la indignación que consume mis días pero que me acerca más a Él. Lo que Él hará en mi vida nunca se ha visto entre mi pueblo.

lunes, 6 de junio de 2011

Fuerza

A veces desearía tener más fuerza. Hay momentos cuando necesitamos de fortaleza para enfrentar todo lo que viene sobre nosotros, pero nos sentimos débiles, cansados después de jornadas donde no hay descanso. Momentos cuando nuestro cuerpo parece decir: ¡no puedo más! Cuando necesitamos de un instante de silencio para recuperarnos de las heridas que antiguas batallas nos trajeron.

Sin embargo, no creo que Dios espere que nosotros seamos super-héroes. Él conoce perfectamente su creación y sabe que, a veces, cuando no la cuidamos de manera correcta, nuestro organismo no responde cómo debería. Aún así, nos comprende como nadie más podría, Él ve cada mañana cuando despertar parece tan difícil por el cansancio, Él ve cada sacrificio, cada lágrima de impotencia, cada instante que nadie más valora y tiene sus brazos extendidos hacia aquellos que con humildad reconocen que nada podrían hacer ni ser en esta vida sin Él.

Pues es precisamente cuando nuestro ser está agotado, que recordamos que no somos nada, y que si alguna cosa podemos hacer es porque el Señor tuvo misericordia de nosotros. Es ahí cuando sólo podemos bastarnos de su gracia para seguir adelante, cuando nos colocamos como niños en sus brazos y Él nos rescata del dolor y la soledad. En el momento de mayor necesidad, cuando ya no es posible continuar, Él nos da fuerzas de la debilidad y nos permite enfrentar al infierno que se levanta para acabarnos.

Leí una historia este semestre en la universidad. Un hombre regresaba de la batalla (que había vencido) cansado, herido, con muchas bajas en su ejército. No obstante, nuevos enemigos se levantaron en su contra y debía enfrentarlos. Sus allegados le sugirieron descansar primero y después luchar contra ellos, pero él les respondió: "No descansaremos, pues en esta nueva empresa, las nuevas heridas nos harán olvidar las pasadas". De ese modo salió a luchar y derrotó a sus enemigos.

Desistir no es una opción. No importa cuán difícil sea, si Dios está conmigo no puedo rendirme frente a nada. Ël me dará fuerzas, valor, intrepidez... cada lucha que enfrento es un paso hacia Él. Además debemos recordar que para alcanzar nuestra salvación debemos sobreponernos al cansancio, no físico de unos días, sino espiritual de todo nuestro tiempo sobre la faz de esta tierra.

miércoles, 1 de junio de 2011

Si tan sólo...

Si tan sólo supieras lo que provocas en mi corazón. Es indescriptible, sólo una palabra podría describirlo, gracia. Es algo inmerecido, un regalo del Señor. El sentimiento que despiertas en mi ser... bueno, creí que nunca lo sentiría por nadie; creí que sólo existía en la fantasía y la imaginación. Ahora percibo que cuando Dios está sobre mi vida, cualquier cosa es posible.

   Dios conoce mi corazón, el deseo profundo que tengo de hacer su voluntad sobre todo en mis caminos. Mi futuro está en sus manos, lo que es increible, es que ahora sé que mi futuro está a tu lado. No es una emoción, una utopía, el Señor me confirmó que me creó para ti. Todo lo que viví antes fue una preparación para aprender a superar las marcas que el pasado había dejado en mi corazon, las heridas que el divorcio de mis padres forjó en mi percepción del amor.

   Aprendí a colocar al Señor Jesús como el primero en mi corazón. Sé que mi felicidad depende de Él y que todo lo que pudiera conseguir en mi vida no es nada si Él no está conmigo. Esa es la base de un futuro tanto en la vida material como en la vida eterna. Jesús es mi anhelo, mi ansío, mi esperanza y, por si fuera poco, te trajo a mi vida.

   Siempre me haces sonreír, quizás esta frase suene trillada, pero si supieras... tantos años de vivir sin sonreír.  Tenerte conmigo significa tanto. Sigo luchando, perseverando sobre los obstáculos, sobre el cansancio, sobre cualquier cosa que se interponga entre nosotros... es una certeza que habita en el fondo de mi ser, Dios me está preparando para cumplir Su propósito en mi vida. Ese propósito nos incluye a ambos.

jueves, 26 de mayo de 2011

Zorras ¿grandes o pequeñas?

A veces queremos llamar la atención de Dios a través de grandes acciones y sacrificios, esa es una actitud es correcta y necesaria, pues, de otro modo, nuestra vida permanece estancada por los problemas y obstáculos que se atraviesan en nuestro camino. Ahora bien, ¿será que sólo podemos llamar su atención por medio de cosas grandes?

Hoy estaba meditando sobre eso y Dios habló en mi corazón. ¿Será que Él se puede agradar de una persona que busca hacer las cosas bien en la iglesia, pero en su trabajo es irresponsable? ¿Será que se alegra de que un siervo de Dios intente servir de corazón en la iglesia, pero en su casa prefiera ser servido? No lo creo. Es maravilloso tener un buen testimonio en la iglesia, pero el mejor testimonio debe ser entre las personas que no conocen a Dios, pues es una forma de llevar el Evangelio sin palabras. ¿cómo conocerán al Señor si los cristianos lo muestran con sus actitudes?

Deseo llamar la atención de mi Dios en todo, con grandes sacrificios y mis acciones diarias, con mi amor, responsabilidad, mis acciones, en todo. No quiero engañarme, aunque haga grandes cosas si fallo en las pequeñas, entonces ¿que me queda? Es como la parábola de las zorras, a veces nos cuidamos de las grandes pero las pequeñas son las que producen mayor perjuicio en la vida de quien busca agradar a Dios.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ruth

En la actualidad si una mujer queda desamparada por su familia o amigos puede verse en una situación difícil, pero ya hay más posibilidades para salir adelante, como muchas mujeres lo han hecho e incluso han llevado sobre sí la responsabilidad de cuidar a su familia.

Sin embargo, en el pasado no era así. La mujer que quedaba desamparada se hallaba en una situación donde ni siquiera tenía la oportunidad de trabajar para conseguir el sustento, sino que permanecía a merced de la caridad de los demás. La única oportunidad que una mujer tenía para prosperar era su matrimonio.

Considerando esto, la situación que Noemí y Ruth vivieron fue desesperante. No sólo fueron reducidas a la miseria, sino que ya no poseían ninguna opción real para superar las dificultades. El momento en el que Ruth rehusa volver a la casa de su familia, debió haber sido una desición drástica, pues en Israel estaba prohibido que se aceptara la convivencia con los moabitas y el matrimonio con una mujer de aquella tierra era considerado un  pecado.

Pero ella hizo caso omiso a todas las dificultades. El Dios de Noemí la impresionó de tal forma que no escatimó en sacrificar su futuro para seguirlo. Y el Señor honró su fe, Ruth hacía la diferencia en todo lo que emprendía, en todas las personas que la rodeaban. ¿Cómo lo conseguía? Ella no era una reina, ni una sacerdotisa, ni nadie en especial.

Pienso que Dios la bendijo por su carácter, por sus actitudes diarias. Ella hizo un gran sacrificio al seguir a Noemí, pero sólo pudo establecer la bendición en su vida por medio de sus actitudes día a día. La obediencia, la sumisión, la discresión, el esfuerzo en sus labores, la inconformidad (ella no permaneció encerrada en la casa para morir, sino que buscó hallar una salida y Dios dirigió sus pasos), la fe, la confianza... Sus virtudes hablaron más que su "defectos" ante los demás.

Booz quedó tan impresionado por ella que, al decidir tomarla como esposa, no le importó perjudicar su herencia o ser juzgado por su pueblo, sino que decidió tenerla a su lado. Puedo imaginar el brillo que había en ella, en su mirada, en sus actitudes, en sus palabras. Booz, quien era un hombre de Dios, consideró que estar con ella era un privilegio mucho  mayor que cualquier obstáculo, seguro el brillo de la presencia del Señor se dio bien con su corazón.


Esa es la diferencia que podemos hacer en nuestra vida y en la de los demás. Ruth le era de más valor a su suegra que siete hijos, ¿porque? Sólo por ser una mujer de Dios. Que el Señor Jesús me permita cada día hacer la diferencia hasta en los detalles más pequeños de mi vida, pues no estoy en este mundo para agradar o mostrar nada a los hombres, sino para glorificar al Salvador de mi alma.

martes, 24 de mayo de 2011

Desierto

Cuando Dios tiene una bendición para la vida de un siervo suyo, el Espíritu Santo lo lleva al desierto. Si el mismo Señor Jesús tuvo que enfrentarlo, ¿por qué sería diferente con nosotros?

He observado que cuando estamos atravesando momentos difíciles siempre tenemos que enfrentar la soledad. Dios permite que, de alguna forma, nos encontremos solos frente a los desafíos de nuestra fe y nuestro carácter para que aprendamos que nuestra dependencia debe ser exclusivamente de Él, que nadie puede luchar por nosotros y que hay cosas en la vida que debemos superar por nosotros mismos con la ayuda del Señor.

No importa cuál  sea la lucha, no importa si estamos aislados de quienes amamos, no importa si todo se levanta contra nosotros o si atravesamos un valle de sombras, donde la incertidumbre no nos permite vislumbrar una salida; el Éspíritu Santo está presente, Él dirije cada uno de nuestros pasos y es nuestro refugio cuando no tenemos a quien más acudir.

Quizás atravieso las dunas de un desierto para fortalecer mi carácter, pero estoy decidida, no voy a desistir ante nada ni nadie. Voy a demostrarle al Señor que puede contar conmigo, en las buenas y en las malas. Antes solía quejarme cuando atravesaba estos momentos, pero ahora le doy gracias, pues sé que todas las cosas ayudan al bien de aquellos que aman a Dios.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Lección

Creo que una de las características más marcadas de mis alumnos es la impaciencia. Si deseo despertar una duda en ellos lo único que debo hacer es sugerir que algo sucederá, susurrar que en la clase voy a traer algo especial o incluso mencionar un castigo, aunque no lo especifique. Los niños normalmente reaccionan a cualquier insinuación como si fuera a suceder de inmediato.

Dice en la Biblia que quien no domina su espíritu muestra necedad. Cuántas veces no sucede eso en nuestra vida, en vez de confiar en que todas las cosas nos ayudan a bien tomamos actitudes impacientes que sólo nos alejan de la presencia del Señor. Él desde su trono nos contempla y espera que le entreguemos nuestra preocupación para resolverla, Él está pendiente de todo en nuestra vida.

La impaciencia es una muestra de falta de confianza. Es fácil decir que uno confía cuando todo sucede como uno lo planea, pero cuando algo sale mal, a veces nuestra reacción revela lo que está en el corazón. No es sencillo admitirlo y someterse a la voluntad del Señor, pero Él espera que consigamos sacar lo mejor de cualquier circunstancia.

Una persona sellada por el Espíritu Santo se indigna frente a los problemas y las injusticias de la vida, pero sabe ser paciente cuando es necesario. Es evidente que hay momentos cuando sólo el Espíritu Santo puede darnos paciencia para aguantar, cuando nace de nuestro corazón un clamor de auxilio para pedirle que transforme cualquier rastro de desconfianza en nuestro interior. ¿Cómo aprenderemos a tener la paciencia del Señor si siempre todo ocurre en el momento que deseamos?

Los niños se enojan cuando no obtienen lo que quieren cuando quieren... Quizás a veces soy muy niña... No obstante, gracias a Dios por su misericordia... estos días he aprendido una lección que me acompañará por el resto de mi vida. En esto radica la belleza, la grandeza de la obra que el Señor hace en nosotros, todas las cosas que suceden en nuestro día a día, aunque en apariencia superficiales, son una lección de Dios en la que podemos encontrar fe, confianza, esperanza y madurez si tenemos la sensibilidad espiritual para escuchar Su voz.

lunes, 9 de mayo de 2011

Cuando nadie lo ve

Quien ve a un siervo de Dios luchando en el altar con toda su fuerza no imagina cuál es la batalla que enfrenta cuando nadie puede verlo. El cansancio, las dudas, las tentaciones, las calumnias, entre otras muchas dificultades que se levantan en su contra para derribar su fe.

Es una lucha diaria, en ocasiones hasta parece que nadie puede comprender lo que atraviesa. Además, un siervo de Dios no muestra las cicatrices que la vida deja en él, sino que se muestra como un ejemplo para quienes están sufriendo. Un siervo de Dios se esfuerza, lucha por alcanzar a quienes están perdidos, aunque en el camino sacrifique su propia sangre. No se resigna frente al fracaso sino que derrama su propia vida para obtener la victoria, que representa la victoria del pueblo de Dios.

A veces nadie puede ver lo que hace, pero Jesús sí lo ve. El Espíritu Santo lo acompaña a cada segundo y aunque esté completamente solo y nadie vea su sacrificio, Él jamás olvida, ni lo olvidará. Cada lucha, cada esfuerzo, cada lágrima que cae de su rostro cuando clama por las almas, el Espíritu Santo lo escribe en un libro que estará ante el Señor como un testimonio de su pacto con Dios, Él declaró: "Si alguno me sirve, mi padre lo honrará"

miércoles, 4 de mayo de 2011

Todo

Sólo el Espíritu Santo es todo en la vida de un ser humano. Uno puede tener mucho dinero, pero éste se acaba; uno puede tener una bella familia, pero tiene su fin; uno puede tener salud, pero se puede perder a cualquier instante. Sólo el Espíritu Santo permanece para siempre con nosotros.

En el libro de Hechos, cuando se habla de la iglesia primitiva, es notable la forma en que hablan del Espíritu Santo. En verdad es evidente que los cristianos de aquel tiempo tenían una relación personal, diaria e íntima con Él. El Espíritu Santo les hablaba, los dirigía, Pedro, Pablo, Bernabé, Felipe, Esteban eran hombres llenos de Su presencia que tenían un testimonio ejemplar y llevaban la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo en que vivían.

Ellos comprendían la importancia de tener el Espíritu Santo en su vida. Los discípulos tuvieron el privilegio de vivir fisícamente con Jesús aquí en la tierra, imagino cuán perdidos y angustiados se habrán sentido al percibir su falta. Sin embargo, ellos escucharon de labios de su Salvador la promesa del Espíritu Santo y al recibirlo en Pentecostes fue como si tuvieran al Señor Jesús de vuelta, ya no estaban huérfanos, sino que el propio Dios habitaba dentro de ellos.

Ese es el espíritu que falta en la iglesia de hoy, comprender la importancia del Espíritu Santo en la vida de un cristiano es la llave para una vida bendecida y, sobre todo, para realizar la voluntad del Señor aquí en la tierra, alcanzar la salvación. El Espíritu Santo es todo en la vida del ser humano.

Te necesito

Te necesito más que a todo en este mundo
cada día en la mañana cuando los rayos del sol tocan mi faz y comienza un nuevo día, con desafíos, victorias y hasta fracasos...
cada instante cuando mi corazón late suavemente y reconozco que nada soy si Tú no derramas el aliento de vida sobre mí y me permites seguir en este mundo...
cada segundo, pues Tú eres mi guía, ¿qué podría hacer yo sin tu dirección? en mi trabajo, escuela, en la iglesia, en mi familia... siempre me diriges a pastos verdes y lugares de reposo...
cada momento para ser feliz a pesar de las circunstancias, esperanzas frustradas, sueños por realizar, eres mi esperanza, el destello que ilumina aún la peor obscuridad....

No permitas que me aparte de tu presencia. Puedo perder todo en esta vida, pero si Tú estás conmigo soy la persona más bendecida del universo. Tenerte es mi mayor tesoro, eres mi bendición, mi mejor amigo, el amado de mi alma.

Espíritu Santo, guarda mi fe, hasta el día que pueda contemplarte cara a cara.

viernes, 29 de abril de 2011

Como en la realeza

Sé que esto no es un tema muy espiritual, pero para mí fue algo interesante. Hoy en la mañana se casó el príncipe William de Inglaterra con Kate Middelton. Digo que esto fue interesante porque cuando era pequeña siempre soñé en qué significaría casarse con un príncipe y convertirse en una princesa de verdad. Supongo que es el sueño de cualquier niña...

Ahora, al crecer, mi visión es distinta. Esa pareja, aunque tengan todos los privilegios (materiales) que puedan desear, carecen de lo más importante, la presencia de Dios en su vida. Sin el Señor dirigiéndo nuestros caminos, en particular en la vida sentimental, es imposible ser feliz. Sólo cuando ponemos nuestra vida en las manos de Dios y le permitimos obrar en nuestro futuro, Él nos garantiza (como un Padre amoroso) la verdadera felicidad en el amor.

Tengo un nuevo sueño en mi corazón, vivir los sueños de Dios. Pero ahora que lo conozco un poco más puedo decir sin equivocarme, Él realizará los deseos de mi corazón. Mi anhelo no es casarme sólo con un príncipe, eso no es lo más importante, mi deseo es casarme con un hombre de Dios. Además no necesito convertirme en princesa, porque ya lo soy... Soy hija del Rey de Reyes, Él ya ha preparado a un hijo suyo para que sea el príncipe de mi vida, y con Su bendición estoy segura de que ese sueño se volverá realidad.

Jamás olvida

Cuando Dios coloca su mano sobre tus caminos cada jornada es una nueva oportunidad de ser feliz. Cada instante es un regalo precioso, invaluable. Siempre he pensado que a Dios no se le debe decir que no, si nos pide algo que está en nuestras condiciones. Servir al Señor y entregarle todo nuestra vida es un privilegio, pues Él mismo cumple todos los deseos de nuestro corazón.

Él jamás olvida lo que hacemos para honrar y glorificar su nombre, aunque hagamos algo que, ante los ojos de los hombres, no sea tan valioso ni importante. Más cuando tomamos eso que Dios encargó en nuestras manos y ponemos todo nuestro corazón, Dios se agrada de dicha actitud y poco a poco concede las peticiones silenciosas de nuestra alma, ¡cuántas veces mi Padre me dio algo sin que yo se lo pidiera!

Siempre les digo a las obreras más jóvenes: "No teman servir a Dios y entregar su vida, Él jamás olvida lo que hacemos por amor a su nombre y realiza todos nuestros sueños". Hay bendiciones que he tenido en mi vida que sólo el Señor pudo otorgarme, aún estoy luchando por otras, pero a veces en una mirada, en un saludo llena mi corazón con la certeza de que Dios ya está obrando y que todo tiene su tiempo. Mientras tanto hay que servirlo con toda el alma, nadie más merece todo nuestro vivir a su servicio.

viernes, 22 de abril de 2011

Encrucijada

Hoy en la mañana estaba meditando en todo lo que tuve que pasar para llegar hasta aquí. Cuántas lágrimas, cuántos errores, cuántas victorias y cuántos fracasos enfrenté para alcanzar el lugar donde me encuentro hoy. Muchos opinan que perdí mucho tiempo en mi vida por causa de mis malas decisiones, pero yo no lo creo. Dice en la Biblia que: "Todas las cosas ayudan al bien de aquellos que aman a Dios, esto es aquellos que conforme a su propósito fueron llamados".

Ahora entiendo muchas cosas que antes me parecían distantes y oscuras. He madurado, creo que cada lágrima que derramé fue una oportunidad para que Dios me ayudara a crecer. Aprendí a no llorar como antes (aunque admito que tengo momentos cuando cualquier cosa me conmueve), a no declarar mi fracaso por medio de lágrimas, sino a derramar mi corazón en la presencia de Dios. Aprendí a no depender de nadie sino de mi Señor y sobre todo, conocí al amado de mi alma. No entiendo cómo pude sobrevivir tanto tiempo apartada de su voluntad.

Cuánta misericordia del Señor. No lo merezco, a veces, cuando toco el piano en la iglesia me pregunto ¿porqué Dios me amó tanto que perdonó mis errores y aún me dio el privilegio de estar en su casa y servirlo? Cada lucha que atravesé fue un puente para llegar hasta donde estoy. Hay gratitud en mi ser cuando recuerdo todo lo que el Señor Jesús ha hecho por mí. Cada segundo en su casa es un regalo inmerecido, hacia una pecadora que se acercó en el peor momento de su vida a suplicar auxilio con sinceridad.

No me engaño, sé que vendrán luchas peores, aún ahora todo lo que sucede en mi vida es una preparación de parte del Señor. Sólo deseo estar llena de su Espíritu para enfrentar lo que venga, no rendirme jamás y persevar hasta el fin, alcanzar mi salvación. Que por la misericordia de Dios nada me aparte del primer amor, ni lo alto, ni lo profundo, ni lo pasado, ni lo porvenir, ni el tiempo, ni las ocupaciones, nada me aparte de tener como prioridad al Señor Jesús en mi vida.

Me siento como si estuviera en el inicio de un nuevo rumbo para mi vida, mi visión se ha transformado, estoy lista para ser lo que Dios quiere que yo sea, hacer lo que Dios quiere que yo haga, llegar hasta donde Dios quiere que yo llegue... en fin, hacer su voluntad y no la mía. Aunque no sea sencillo, aunque haya obstáculos, estoy segura: "El Señor cumplirá su propósito en mí". Él nunca me olvidó, ni lo hará jamás.

miércoles, 20 de abril de 2011

Ojalá

La campaña del Espíritu Santo terminó. Sin embargo, lo que viví estos veintiún días fue algo maravilloso. Un día de estos hablé a la radio y pude platicar con el Obispo Franklin. Le conté algo de mi experiencia y algo que me respondió me acompañará por siempre. Me dijo: Usted encontró el verdadero amor.

Y fue así, encontré al verdadero amor que el mundo no puede ofrecer. Tenerlo me hace feliz, me llena de paz, gozo y sobre todo, amor por los demás. Con el amor del Espíritu Santo siento más amor por las personas que amo. El toque del Espíritu Santo fue el mayor regalo que Dios me dio.

Ayer leía en la Biblia un pasaje que atrajo mi atención. El pueblo de Israel tuvo terror de la presencia de Dios y le pidieron a Moisés que hablara con Dios en lugar de ellos (Deuteronomio 5:26-27); el Señor les respondió así:

"Ojalá siempre tuvieran tal corazón, que me temieran y guardaran todos los días todos mis madamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuera bien para siempre" (Deuteronomio 5,28).

El deseo del Señor era que el pueblo conservara ese mismo espíritu de temor, reverencia por Él para nunca apartarse de sus caminos. Yo deseo eso para mi vida, tener esta sed por el Espíritu Santo todos los días de mi vida, le suplico a Dios que nunca se apague en mi esta llama, voy a buscar encenderla cada día. Ojalá todo el pueblo que participó con fe de esta campaña del Espíritu Santo permanezca así para siempre. Voy a orar para que así sea, pero la desición está en cada uno.

martes, 19 de abril de 2011

Instrumento

El domingo, mientras evangelizaba, encontré a un hombre tirado en la calle. Tenía una llaga en su pierna, estaba pidiendo limosna. Se encontraba en estado de ebriedad, sucio, con la mirada perdida. Me detuve cerca de él, le di algunas monedas y comenzé a platicar con él.

Le dije que Dios tiene poder para transformar cualquier circunstancia, para sanarlo de cualquier enfermedad. Creo que su imagen era el retrato perfecto del sufrimiento. Cuando le hablaba de la iglesia se puso a llorar, me dijo que mis palabras lo hacían llorar. Me explicó que padecía de diabetes, estaba a punto de perder la pierna y que ya no podía ver, ni leer el periódico que yo le ofrecía, pero que asistiría a la iglesia.

Hay un dolor dentro de mi corazón por estas personas, estas almas que están perdidas sin tener el mínimo destello de esperanza. Personas que estaban firmes en la iglesia y salieron. Amigas mías que eran obreras y hoy están frías en la fe, y hasta abandonaron el camino que estaban siguiendo.

Deseo ser un instrumento del Espíritu Santo, pero a veces parece que no hay resultado de mi esfuerzo. Sin embargo, no importan las apariencias, estoy segura de que si coloco mi vida para hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo hará la obra en esos corazones de piedra. Todo lo que hago será una semilla que, a su tiempo, crecerá y dará frutos.

Sólo eso deseo que Dios me use a pesar de mis errores, esas almas no tienen culpa de mis fallas. Anhelo que el Señor haga conmigo como con Pedro, quien se equivocó, pero por ser sincero, después de recibir el Espíritu Santo llevó la Palabra de Dios y más de tres mil personas entregaron su vida a Jesús.

sábado, 26 de marzo de 2011

Silencio

Durante los próximos veintiún días no voy a escribir en este blog, será un tiempo de silencio. No será fácil, es importante para mí expresar aquí mis pensamientos. Es una forma de comunicar lo que hay en mi corazón para que las palabras sean una bendición para quien las lea. Es como un puente donde la distancia no existe, pero el Señor me conoce, este ayuno llegó en el momento donde más me cuesta trabajo, no obstante, estoy segura que será una gran bendición.

En el silencio Dios puede hablarnos con claridad. Estoy segura de que Él desea hablar conmigo. Confío en Él y en su dirección para mi vida. Además sé que su presencia será derramada como nunca antes en Su Iglesia que se une con un sólo objetivo, ser llenos del Espíritu Santo.

Quizás mi voluntad y mi corazón se estén quejando por este ayuno, pero para estar llena de la presencia de Dios, cualquier sacrificio es poco. Hasta pronto.

Obra maestra

¿Porqué será que, a veces, la imagen que tenemos de nosotros mismos es tan pobre? Dios no haría basura, algo inservible o inútil. No. Dios es el creador del universo, del cielo, de la tierra, del firmamento, de las estrellas... Él es el arquitecto de todas las maravillas que vemos a nuestro alrededor. 

Él nos creo. Con todas nuestras virtudes y defectos, Él nos creo. Nos diseñó antes de que naciéramos, eligió quiénes serían nuestros padres, dónde naceríamos, cómo sería nuestra infancia... cada instante de nuestra vida fue planeado para su honra. Él nos permitió tomar nuestras propias decisiones, incluso equivocaciones, pues de ese modo podríamos crecer y acercarnos más a su bondad. Aún sin merecerlo, cuando nuestros caminos estaban más sucios y perdidos, nos rescató y nos tuvo misericordia... dio su vida en la cruz para salvarnos.

Somos obras maestras de su creación. Nos prometió en su palabra que nada es imposible si creemos en su poder, en sus promesas para nuestra vida. No podemos permitir que nada en este mundo quite esta certeza de nuestro corazón. Dios nos está moldeando cada día de nuestra vida para que seamos un reflejo de su gloria en este mundo. Nadie puede decir que somos insignificantes o incapaces de alguna cosa, somos obras maestras del poder de Dios. 

Cuando un artista termina la obra maestra de su trayectoria, puedo imaginar cuán feliz se sentirá. Así Dios se siente cuando rendimos nuestro corazón a Él y permitimos que el nos moldeé como desea. Con seguridad Él sonríe al ver su obra maestra. 

jueves, 24 de marzo de 2011

Pensar en ti

Pensar en ti hace que el mundo sea distinto. Las sonrisas de los niños son más bellas, el cielo es más brillante, el aire tiene una fragancia que sólo yo percibo.
Pensar en ti me hace soñar despierta, sonreir sin motivo.
Pensar en ti es como un amanecer cuando el sol aparece en el horizonte y colorea las nubes con tonos llenos de vida.
Pensar en ti es sentir mi corazón latir con fuerza, es un motivo para despertar cada mañana.
Pensar en ti alivia la soledad, me llena de gozo.
Pensar en ti es un regalo de mi Padre, es una forma en que me mostró que me ama y se preocupa por mí.
Pensar en ti es una estrella en el firmamento, es una brisa de verano, una flor en primavera, un copo de nieve en invierno, la hoja de un árbol en otoño.
Pensar en ti me da fuerzas cuando las esperanzas se pierden, cuando las luchas vienen y sólo tengo la ayuda de Dios.
Pensar en ti es un tesoro escondido.
Pensar en ti me hace tan feliz.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Eternidad

Uno de mis escritores favoritos es C.S. Lewis, autor de las Crónicas de Narnia. Descubrí su literatura cuando tenía como ocho años, en la escuela me hicieron leer el cuarto libro de la serie y me enamoré de la historia. Un príncipe perdido, una bruja mala, gigantes, un país nevado, una serpiente y dos niños eran los héroes. Mi mamá me compró los siete libros y todas las narraciones me encantaban (aún me encantan, los leo de vez en cuando y no me pierdo las películas cuando salen).

Para mí, es el tipo de literatura infantil que deberían estar leyendo los niños ahora. Las historias son sencillas, honestas, tienen valores y como el autor era cristiano, están repletas de símbolos y alusiones bíblicas. La forma en que el escritor trata el asunto de la vida eterna es muy interesante.

Ayer estaba recordando el libro tres, donde un personaje (Ripichip) un ratón que habla, al final de la historia decide abandonar su vida en este mundo para ir al pais de Aslan (quien representa la figura de Dios). Es un diálogo muy bello. El ratón abandona su posición, sus amigos, no considera nada en este mundo y prefiere ir a alcanzar la eternidad. Declara que es la mayor aventura que vivirá.

En la Biblia dice que Dios ha puesto la eternidad en el corazón de los hombres. Cuando más crecemos entendemos que todo en esta tierra es pasajero, antes quizás yo tenía una mentalidad diferente en cuanto a la salvación, pero si ahora mi Señor me llamase, nada en este mundo me impediría de obedecer su voz. Claro que no nos gustaría dejar a nuestros seres queridos, pero nuestra salvación debe estar en primer lugar. Es el anhelo en el alma del ser humano que Dios ha colocado, ese deseo de alcanzar y poder contemplar su rostro y servirlo por siempre.

martes, 22 de marzo de 2011

Hace seis meses

Hoy me preguntaba: ¿cómo era mi vida hace seis meses? No te conocía. ¿El sol brillaría con igual intensidad? ¿Las estrellas resplandecían con la misma fuerza? ¿Los colores eran iguales? ¿La música tenía el mismo significado? No lo recuerdo.

   Desde que entraste a mi vida parece que desperté de una pesadilla, como si todo el pasado obscuro se hubiera perdido en un instante. Dios borró todos los recuerdos tristes, los malos momentos y te trajo a mi vida, hace un poco menos de seis meses. Tan poco tiempo, pero parece que han pasado mil cosas, ha sido como vivir un año cada día, una hora cada segundo. Como si cada instante fuera precioso, un tesoro escondido que viene del Señor.

    Te trajo desde un lugar lejano, en el momento en que más lo necesitaba. No sólo eso, sino que preparó el instante cierto para que nos conocieramos. Nos dio tiempo para arreglar nuestros caminos y ahora, estoy segura, nos está preparando para su plan en nuestra vida. Por eso, a pesar de la distancia y el tiempo confío en Dios, si el hizo el milagro de cruzar nuestros senderos, confío en su dirección para nuestro futuro.

   Él nos conoce mejor que nadie, Él ve dentro de nuestros corazones, Él sabe lo mejor para nuestra vida. Puede que el corazón hable fuerte, pero la última palabra viene del Señor. Cuando Él está controlando nuestra vida, todo sale bien.

   Tengo una prueba perfecta de su majestad y sabiduría. Tan sólo en seis meses pudo hacer del desierto un verdadero paraíso... aunque aún falte mucho por recorrer.

lunes, 21 de marzo de 2011

Ontem...

Ontem foi um dia muito legal. Estava tentando lembrar cuando foi o ultimo anniversario que eu disfrutei tanto. Creio que faz 8 anos desde a ultima vez que eu fiquei tao feliz neste dia.

O viajem para o Israel que eu fiz foi nesta semana, no meu anniversario. Eu creio que estava indo para o Mar Morto. A minha mae preparou una festa sorpresa no hotel. Foi tao bom. O Senhor fez algo muito especial pra mim nesse viajem. Eu posso lembrar das oracoes, os lugares que visitamos, o fato de caminhar sobre as paginas da Biblia, caminhar onde Jesus andou, cruzar o mar da Galilea... Eu acho que eu preciso um livro enteiro para contar todo o que eu amei da Terra Santa.

O mais importante, cuando eu foi lá eu estava cheia da presenca de Deus. Nao pelo fato de ter visitado Israel, mais pela comunhao con Ele. Ele fazia realidade tudos meus desejos, ainda que eu nao lhe pedisse.

Nos anos que seguirem, o meu anniversario nunca foi legal. Na verdade nao posso recordar de um... Cuando nos nao estamos fazendo a vontade de Deus para nossas vidas, ate coisas como o anniversario nao dao certo. Cada ano era muito triste, sempre tinha problemas de algum tipo. O ano passado foi o peor, creio que ninguem (so a minha familia) se lembrou de mim. Mais o que na verdade estava faltando na minha vida era a presenca de Deus.

Este ano eu foi muito feliz só por saber que Deus esta conmigo, que Ele esta guiando tudos os meus pasos, e que tudo o que eu faco e para honrar Ele. Pasei o dia enteiro na Sua presenca, com a minha mae. Ela preparou de novo uma festinha la na igreja (ela fez o bolo para mim), cuando eu voltei de evangelizar. Foi legal. O Pastor fez uma oracao por mim na reuniao, donde Ele pedeu pra Deus que o maior anseio do meu coracao virasse realidade neste ano mesmo.

Só uma coisa faltou para fazer de ontem um dia perfeito. Mais eu tenho certeza de que Deus ja me deu o maior desejo do meu coracao, como o Pastor falou, neste ano mismo o Senhor cumplira Sua promessa. Este e o ultimo ano que eu fico longe da otra parte do meu coracao.

sábado, 19 de marzo de 2011

Una mirada

Una mirada puede decir tanto cuando las palabras están perdidas.
Una mirada puede expresar todo lo que hay en el corazón a pesar de la distancia.
Una mirada es una puerta al alma de alguien especial para nuestra vida.
Una mirada es una brisa de aire fresco en un caluroso día de verano.
Una mirada es un oasis en el desierto.
Una mirada es un lucero brillante en la oscuridad del cielo nocturno.
Una mirada es un destello de esperanza cuando las fuerzas se agotan.
Una mirada es un regalo del Señor, invaluable.
Una mirada es una rosa, una hermosa flor que florece regada por la presencia de Dios.
Una mirada es un reflejo del amor de nuestro Padre.
Una mirada... sólo un instante, que encierra en sí toda la vida.

Ayer el Señor me regaló una mirada.

martes, 15 de marzo de 2011

Marcas

Hoy en la mañana, una de mis alumnas se acercó a mi escritorio y me relató algunas preocupaciones que tenía. En apariencia eran cosas sencillas, deseaba ir a la fiesta de cumpleaños de uno de sus compañeros que será el sábado, y su papá no la dejaba. Pero no era tan sencillo, sus padres se divorciaron el año pasado, por lo que pude entender su papá se la lleva a ella para que lo visite, pero su hermana menor (quien tiene dos años) se queda con su mamá. La niña estaba angustiada pues creía que su padre no querría visitarla pues su hermana está enferma.

   Después me confesó que su padre tiene mal carácter, "Se enoja si nos tardamos" me dijo, "por eso no podré ir a la fiesta de mi amigo". Yo le conté que mis padres también estaban divorciados, pero que el problema de sus padres no tiene nada que ver con ella ni con su hermana, sino que es una cuestión de adaptación, que no se preocupara, le mencioné que iba a pedirle a Dios que todo estuviera bien para su familia. La chica comenzó a llorar y me abrazó.

   ¡Cómo me impresiona ver a uno de mis alumnos llorar por el dolor que viven sus padres! Es como si me viera a mí misma. ¡Cuánto sufrimiento puede ocasionar el divorcio en un alma tan joven! Es una marca que permanece por toda la vida y sólo el Señor es capaz de borrarla de nuestros caminos. Es increíble contemplar el dolor tan profundo que puede cargar sobre sí un ser tan delicado, quien debería estar disfrutando su infancia con risas y travesuras.

    Quizás sea difícil de creer, pero no tengo recuerdos de mis primeros años de vida, hasta los siete u ocho años de edad. No recuerdo mi escuela, mis amigos, sólo algunas imágenes sueltas. Uno de los primeros recuerdos que tengo fue una ceremonia del día del padre. No sé porqué, pero yo esperaba ver a mi papá entre la multitud, estaba segura que asistiría. No puedo expresar la tristeza que sentí cuando comprendí que no iría. Pasaron años antes de poder superar este trance en mi vida.

   Dios es mi padre. Él siempre estuvo conmigo cuando nadie más se preocupó por mi. Me gustaría que mis alumnos pudieran entender esa verdad, en especial quienes viven la separación de sus padres. Saber que Dios es mi padre, fue la única forma en que pude sostenerme de pie cuando todas mis esperanzas se vinieron abajo, fue la única forma en que conseguí perdonar lo que no fue hecho contra mí.

   Durante años me he preguntado por qué Dios permitió que yo fuera maestra de primaria. Nunca traté con niños hasta que comenzé a dar clases, fue difícil (aún lo es, a veces). Pero cuando suceden cosas como hoy, entiendo que el Señor fue quien me colocó ahí para poder mostrales a mis niños una forma de acercarse a Él, aún con todas las limitaciones que tengo en el aula.