miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sufrimiento

Hoy el Espíritu Santo habló algo conmigo. Yo le estaba preguntando acerca de algo que me produce curiosidad y en lo que he estado meditando durante varios meses sin descubrir una respuesta. Pero la respuesta que me dio hoy no fue lo que esperaba.

-¿Por qué estás perdiendo el tiempo con preguntas inútiles cuando hay millones de personas muriendo, sufriendo sin conocerme?

Es verdad. Cuántas veces quedamos preocupados o curiosos de cosas que carecen de importancia y quitamos la vista del objetivo por el cual Dios nos llamó. Vemos personas en la calle sufriendo y nos olvidamos de ellos, olvidamos que el Señor nos rescató de un pozo de desesperación y que si hoy estamos bien, no es por nuestros méritos sino por su misericordia.

Quizás Dios guarde silencio a muchas de nuestras preguntas (creo que a mí me gusta preguntar acerca de todo) porque lo más importante no es que tengamos mucho conocimiento, sino que soñemos y pongamos en práctica los sueños de Dios para la humanidad.

Algo que tienen los niños es que nunca pierden esa sensibilidad ante el sufrimiento de los demás. Nosotros adultos, cuando estamos acomodados y viviendo una situación tranquila, tendemos a olvidad que hay personas a nuestro alrededor que necesitan con urgencia del Señor. Si Dios no puede contar con nosotros para llegar a ellos, ¿con quién lo hará?