jueves, 26 de mayo de 2011

Zorras ¿grandes o pequeñas?

A veces queremos llamar la atención de Dios a través de grandes acciones y sacrificios, esa es una actitud es correcta y necesaria, pues, de otro modo, nuestra vida permanece estancada por los problemas y obstáculos que se atraviesan en nuestro camino. Ahora bien, ¿será que sólo podemos llamar su atención por medio de cosas grandes?

Hoy estaba meditando sobre eso y Dios habló en mi corazón. ¿Será que Él se puede agradar de una persona que busca hacer las cosas bien en la iglesia, pero en su trabajo es irresponsable? ¿Será que se alegra de que un siervo de Dios intente servir de corazón en la iglesia, pero en su casa prefiera ser servido? No lo creo. Es maravilloso tener un buen testimonio en la iglesia, pero el mejor testimonio debe ser entre las personas que no conocen a Dios, pues es una forma de llevar el Evangelio sin palabras. ¿cómo conocerán al Señor si los cristianos lo muestran con sus actitudes?

Deseo llamar la atención de mi Dios en todo, con grandes sacrificios y mis acciones diarias, con mi amor, responsabilidad, mis acciones, en todo. No quiero engañarme, aunque haga grandes cosas si fallo en las pequeñas, entonces ¿que me queda? Es como la parábola de las zorras, a veces nos cuidamos de las grandes pero las pequeñas son las que producen mayor perjuicio en la vida de quien busca agradar a Dios.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ruth

En la actualidad si una mujer queda desamparada por su familia o amigos puede verse en una situación difícil, pero ya hay más posibilidades para salir adelante, como muchas mujeres lo han hecho e incluso han llevado sobre sí la responsabilidad de cuidar a su familia.

Sin embargo, en el pasado no era así. La mujer que quedaba desamparada se hallaba en una situación donde ni siquiera tenía la oportunidad de trabajar para conseguir el sustento, sino que permanecía a merced de la caridad de los demás. La única oportunidad que una mujer tenía para prosperar era su matrimonio.

Considerando esto, la situación que Noemí y Ruth vivieron fue desesperante. No sólo fueron reducidas a la miseria, sino que ya no poseían ninguna opción real para superar las dificultades. El momento en el que Ruth rehusa volver a la casa de su familia, debió haber sido una desición drástica, pues en Israel estaba prohibido que se aceptara la convivencia con los moabitas y el matrimonio con una mujer de aquella tierra era considerado un  pecado.

Pero ella hizo caso omiso a todas las dificultades. El Dios de Noemí la impresionó de tal forma que no escatimó en sacrificar su futuro para seguirlo. Y el Señor honró su fe, Ruth hacía la diferencia en todo lo que emprendía, en todas las personas que la rodeaban. ¿Cómo lo conseguía? Ella no era una reina, ni una sacerdotisa, ni nadie en especial.

Pienso que Dios la bendijo por su carácter, por sus actitudes diarias. Ella hizo un gran sacrificio al seguir a Noemí, pero sólo pudo establecer la bendición en su vida por medio de sus actitudes día a día. La obediencia, la sumisión, la discresión, el esfuerzo en sus labores, la inconformidad (ella no permaneció encerrada en la casa para morir, sino que buscó hallar una salida y Dios dirigió sus pasos), la fe, la confianza... Sus virtudes hablaron más que su "defectos" ante los demás.

Booz quedó tan impresionado por ella que, al decidir tomarla como esposa, no le importó perjudicar su herencia o ser juzgado por su pueblo, sino que decidió tenerla a su lado. Puedo imaginar el brillo que había en ella, en su mirada, en sus actitudes, en sus palabras. Booz, quien era un hombre de Dios, consideró que estar con ella era un privilegio mucho  mayor que cualquier obstáculo, seguro el brillo de la presencia del Señor se dio bien con su corazón.


Esa es la diferencia que podemos hacer en nuestra vida y en la de los demás. Ruth le era de más valor a su suegra que siete hijos, ¿porque? Sólo por ser una mujer de Dios. Que el Señor Jesús me permita cada día hacer la diferencia hasta en los detalles más pequeños de mi vida, pues no estoy en este mundo para agradar o mostrar nada a los hombres, sino para glorificar al Salvador de mi alma.

martes, 24 de mayo de 2011

Desierto

Cuando Dios tiene una bendición para la vida de un siervo suyo, el Espíritu Santo lo lleva al desierto. Si el mismo Señor Jesús tuvo que enfrentarlo, ¿por qué sería diferente con nosotros?

He observado que cuando estamos atravesando momentos difíciles siempre tenemos que enfrentar la soledad. Dios permite que, de alguna forma, nos encontremos solos frente a los desafíos de nuestra fe y nuestro carácter para que aprendamos que nuestra dependencia debe ser exclusivamente de Él, que nadie puede luchar por nosotros y que hay cosas en la vida que debemos superar por nosotros mismos con la ayuda del Señor.

No importa cuál  sea la lucha, no importa si estamos aislados de quienes amamos, no importa si todo se levanta contra nosotros o si atravesamos un valle de sombras, donde la incertidumbre no nos permite vislumbrar una salida; el Éspíritu Santo está presente, Él dirije cada uno de nuestros pasos y es nuestro refugio cuando no tenemos a quien más acudir.

Quizás atravieso las dunas de un desierto para fortalecer mi carácter, pero estoy decidida, no voy a desistir ante nada ni nadie. Voy a demostrarle al Señor que puede contar conmigo, en las buenas y en las malas. Antes solía quejarme cuando atravesaba estos momentos, pero ahora le doy gracias, pues sé que todas las cosas ayudan al bien de aquellos que aman a Dios.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Lección

Creo que una de las características más marcadas de mis alumnos es la impaciencia. Si deseo despertar una duda en ellos lo único que debo hacer es sugerir que algo sucederá, susurrar que en la clase voy a traer algo especial o incluso mencionar un castigo, aunque no lo especifique. Los niños normalmente reaccionan a cualquier insinuación como si fuera a suceder de inmediato.

Dice en la Biblia que quien no domina su espíritu muestra necedad. Cuántas veces no sucede eso en nuestra vida, en vez de confiar en que todas las cosas nos ayudan a bien tomamos actitudes impacientes que sólo nos alejan de la presencia del Señor. Él desde su trono nos contempla y espera que le entreguemos nuestra preocupación para resolverla, Él está pendiente de todo en nuestra vida.

La impaciencia es una muestra de falta de confianza. Es fácil decir que uno confía cuando todo sucede como uno lo planea, pero cuando algo sale mal, a veces nuestra reacción revela lo que está en el corazón. No es sencillo admitirlo y someterse a la voluntad del Señor, pero Él espera que consigamos sacar lo mejor de cualquier circunstancia.

Una persona sellada por el Espíritu Santo se indigna frente a los problemas y las injusticias de la vida, pero sabe ser paciente cuando es necesario. Es evidente que hay momentos cuando sólo el Espíritu Santo puede darnos paciencia para aguantar, cuando nace de nuestro corazón un clamor de auxilio para pedirle que transforme cualquier rastro de desconfianza en nuestro interior. ¿Cómo aprenderemos a tener la paciencia del Señor si siempre todo ocurre en el momento que deseamos?

Los niños se enojan cuando no obtienen lo que quieren cuando quieren... Quizás a veces soy muy niña... No obstante, gracias a Dios por su misericordia... estos días he aprendido una lección que me acompañará por el resto de mi vida. En esto radica la belleza, la grandeza de la obra que el Señor hace en nosotros, todas las cosas que suceden en nuestro día a día, aunque en apariencia superficiales, son una lección de Dios en la que podemos encontrar fe, confianza, esperanza y madurez si tenemos la sensibilidad espiritual para escuchar Su voz.

lunes, 9 de mayo de 2011

Cuando nadie lo ve

Quien ve a un siervo de Dios luchando en el altar con toda su fuerza no imagina cuál es la batalla que enfrenta cuando nadie puede verlo. El cansancio, las dudas, las tentaciones, las calumnias, entre otras muchas dificultades que se levantan en su contra para derribar su fe.

Es una lucha diaria, en ocasiones hasta parece que nadie puede comprender lo que atraviesa. Además, un siervo de Dios no muestra las cicatrices que la vida deja en él, sino que se muestra como un ejemplo para quienes están sufriendo. Un siervo de Dios se esfuerza, lucha por alcanzar a quienes están perdidos, aunque en el camino sacrifique su propia sangre. No se resigna frente al fracaso sino que derrama su propia vida para obtener la victoria, que representa la victoria del pueblo de Dios.

A veces nadie puede ver lo que hace, pero Jesús sí lo ve. El Espíritu Santo lo acompaña a cada segundo y aunque esté completamente solo y nadie vea su sacrificio, Él jamás olvida, ni lo olvidará. Cada lucha, cada esfuerzo, cada lágrima que cae de su rostro cuando clama por las almas, el Espíritu Santo lo escribe en un libro que estará ante el Señor como un testimonio de su pacto con Dios, Él declaró: "Si alguno me sirve, mi padre lo honrará"

miércoles, 4 de mayo de 2011

Todo

Sólo el Espíritu Santo es todo en la vida de un ser humano. Uno puede tener mucho dinero, pero éste se acaba; uno puede tener una bella familia, pero tiene su fin; uno puede tener salud, pero se puede perder a cualquier instante. Sólo el Espíritu Santo permanece para siempre con nosotros.

En el libro de Hechos, cuando se habla de la iglesia primitiva, es notable la forma en que hablan del Espíritu Santo. En verdad es evidente que los cristianos de aquel tiempo tenían una relación personal, diaria e íntima con Él. El Espíritu Santo les hablaba, los dirigía, Pedro, Pablo, Bernabé, Felipe, Esteban eran hombres llenos de Su presencia que tenían un testimonio ejemplar y llevaban la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo en que vivían.

Ellos comprendían la importancia de tener el Espíritu Santo en su vida. Los discípulos tuvieron el privilegio de vivir fisícamente con Jesús aquí en la tierra, imagino cuán perdidos y angustiados se habrán sentido al percibir su falta. Sin embargo, ellos escucharon de labios de su Salvador la promesa del Espíritu Santo y al recibirlo en Pentecostes fue como si tuvieran al Señor Jesús de vuelta, ya no estaban huérfanos, sino que el propio Dios habitaba dentro de ellos.

Ese es el espíritu que falta en la iglesia de hoy, comprender la importancia del Espíritu Santo en la vida de un cristiano es la llave para una vida bendecida y, sobre todo, para realizar la voluntad del Señor aquí en la tierra, alcanzar la salvación. El Espíritu Santo es todo en la vida del ser humano.

Te necesito

Te necesito más que a todo en este mundo
cada día en la mañana cuando los rayos del sol tocan mi faz y comienza un nuevo día, con desafíos, victorias y hasta fracasos...
cada instante cuando mi corazón late suavemente y reconozco que nada soy si Tú no derramas el aliento de vida sobre mí y me permites seguir en este mundo...
cada segundo, pues Tú eres mi guía, ¿qué podría hacer yo sin tu dirección? en mi trabajo, escuela, en la iglesia, en mi familia... siempre me diriges a pastos verdes y lugares de reposo...
cada momento para ser feliz a pesar de las circunstancias, esperanzas frustradas, sueños por realizar, eres mi esperanza, el destello que ilumina aún la peor obscuridad....

No permitas que me aparte de tu presencia. Puedo perder todo en esta vida, pero si Tú estás conmigo soy la persona más bendecida del universo. Tenerte es mi mayor tesoro, eres mi bendición, mi mejor amigo, el amado de mi alma.

Espíritu Santo, guarda mi fe, hasta el día que pueda contemplarte cara a cara.