miércoles, 4 de mayo de 2011

Todo

Sólo el Espíritu Santo es todo en la vida de un ser humano. Uno puede tener mucho dinero, pero éste se acaba; uno puede tener una bella familia, pero tiene su fin; uno puede tener salud, pero se puede perder a cualquier instante. Sólo el Espíritu Santo permanece para siempre con nosotros.

En el libro de Hechos, cuando se habla de la iglesia primitiva, es notable la forma en que hablan del Espíritu Santo. En verdad es evidente que los cristianos de aquel tiempo tenían una relación personal, diaria e íntima con Él. El Espíritu Santo les hablaba, los dirigía, Pedro, Pablo, Bernabé, Felipe, Esteban eran hombres llenos de Su presencia que tenían un testimonio ejemplar y llevaban la Palabra de Dios a todos los rincones del mundo en que vivían.

Ellos comprendían la importancia de tener el Espíritu Santo en su vida. Los discípulos tuvieron el privilegio de vivir fisícamente con Jesús aquí en la tierra, imagino cuán perdidos y angustiados se habrán sentido al percibir su falta. Sin embargo, ellos escucharon de labios de su Salvador la promesa del Espíritu Santo y al recibirlo en Pentecostes fue como si tuvieran al Señor Jesús de vuelta, ya no estaban huérfanos, sino que el propio Dios habitaba dentro de ellos.

Ese es el espíritu que falta en la iglesia de hoy, comprender la importancia del Espíritu Santo en la vida de un cristiano es la llave para una vida bendecida y, sobre todo, para realizar la voluntad del Señor aquí en la tierra, alcanzar la salvación. El Espíritu Santo es todo en la vida del ser humano.