domingo, 18 de septiembre de 2011

Adversidad

"Si flaqueas en el día de la adversidad, tu fuerza quedará reducida" (Proverbios)

He meditado en esto desde hace algunos días. ¿Cuál es el momento cuando uno se siente más débil? En el día de la adversidad. Cuando luchamos y luchamos y parece que la batalla no tiene fin, sino que cada vez que conseguimos alcanzar un instante de sosiego aparece un nuevo enemigo peor que el anterior.

Sin embargo, este versículo dice que si disminuimos el ritmo y la fuerza que ponemos en la guerra, nuestras fuerzas serán debilitadas y, con seguridad, seremos vencidos.

Sólo el Espíritu Santo puede fortalecernos en el día de la adversidad, aunque a veces sea difícil continuar, Él nos capacita para enfrentar cualquier desafío. Esa certeza de que Él está conmigo es la que me levanta cada mañana con una sonrisa. Es mi esperanza cuando todas mis condiciones se agotaron y sólo me resta esperar en su Salvación, pero Él jamás falla. Jamás desampara a aquellos que conocen su nombre, quienes depositan su confianza en Sus promesas.

Además debemos estar conscientes de que el diablo no se ha olvidado de nosotros. Satanás nunca se rendirá en intentar llevar nuestra alma al infierno, se encuentra a nuestro alrededor a cada instante, buscando devorarnos y si flaqueamos o nos descuidamos le damos una brecha para entrar.

En el día de la adversidad, cuando ya no hay deseos de seguir adelante, es cuando debemos poner toda nuestra fuerza. Dios está con nosotros. Si la adversidad es cada vez peor, es porque nuestro enemigo está intentando de todo para detener nuestro avance, eso quiere decir que nuestra victoria ya está cerca.