lunes, 22 de agosto de 2011

El pasado

¿Qué se tiene que hacer con el pasado? Dejarlo atrás. Aprender de él, más permitir que el tiempo siga su curso. Aferrarse a las promesas de Dios y seguir adelante. Guardar el corazón para que podamos continuar con fe.

Dice en la Biblia que el justo vivirá por su fe. No por su santidad, no por su fuerza, ni por su resistencia, sino por su fe: "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Hay ocasiones cuando cada paso hacia adelante es un paso de fe, es tener la certeza de que el Señor no condena sino que cada mañana nos da una nueva oportunidad de luchar, de obtener nuestra salvación.

Pues si uno permanece atado al pasado se está tendiendo una trampa a si mismo. ¿Cómo voy a cuidar mi salvación en el presente si estoy mirando siempre hacia atrás? ¿Cómo voy a asegurar mi futuro si mi pasado me agobia? No. Dios nos da cada mañana una nueva oportunidad de seguir adelante y de salvarnos.

Hay que vivir por la fe. Dios puede transformar todo nuestro pasado en una escuela para la eternidad. A través de él podemos constatarnos cuán grande es el amor y la misericordia de Dios, inigualables. El punto es que un amor tan maravilloso nos es difícil de entender, pero no hay que entender nada, sino aceptarlo.