miércoles, 9 de enero de 2013

Mujer V

Uno de los versículos bíblicos más importantes para mí, es: "Mujer virtuosa, ¿quién la hallará, porque su estima sobrepasa largamente a las de las piedras preciosas" (Proverbios 31,10). No lo digo porque otros no sean importantes, sino porque éste es especial. No puedo recordar cuántas veces, durante muchos años le he pedido a Dios que me transforme en una.

Hoy, mientras leía el libro Mujer V, de Cristiane Cardoso, recordé las muchas oraciones que le he hecho a Dios a este respecto, especialmente cuándo tomé actitudes equivocadas, que me hicieron quedar mal con quienes me rodean, quizás herir a las personas que amo o simplemente sentirme terrible conmigo misma.

Ese es un serio problema, hice esta oración tantas veces pero sin creer que Dios realmente puede convertirme en la mujer virtuosa que Él desea que yo sea. Sin embargo, la decisión de serlo no le corresponde a Dios, sino a mi misma. Eso fue lo que aprendí mientras leía el libro. Yo soy quien decido si quiero aferrarme a la necedad o si lucho por actuar con sabiduría en todo lo que haga. Es mi decisión.

Si tomo la decisión de ser una Mujer V, entonces Dios pone su mano sobre mí y actúa, porque yo ya estoy dando el primer paso. A partir de ese instante empiezo a luchar cada día, en cada momento, en cada situación por actuar como una mujer virtuosa, Dios está conmigo, Él es quien me está moldeando, aunque no sea de la noche a la mañana.

Por eso el valor de una mujer virtuosa es tan alto. Así como una piedra preciosa es díficil de moldear, para formarse una Mujer V se requiere mucho esfuerzo, dedicación, determinación y, sobre todo, la mano de Dios sobre ella.

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