sábado, 12 de febrero de 2011

Es Él

A veces, quienes nos conocen, perciben un resplandor distinto en nosotros. Tratan de hacer suposiciones para descubrir qué hace la diferencia en nuestro ser. La respuesta a su interrogante es simple, es la presencia de Dios que resplandece sobre sus escogidos.

   Después de un día de trabajo, escuela, universidad... podemos reconocer que sólo Él nos da fuerzas para seguir adelante; para levantarnos con valor y enfrentar cualquier desafío que venga a nuestra vida. Sólo Jesús nos permite despertar todas las mañanas listos para continuar en la carrera, con una sonrisa en nuestro rostro. Quizás nuestro cuerpo esté cansado, pero la comunión con Dios nos fortalece y recobramos el ánimo para continuar.

   Él nos renueva y nos levanta, nos consuela, alivia la tristeza y nos acompaña en la soledad. ¿Qué sería de nosotros sin Su presencia para dirigir cada paso en nuestro caminar? Nos exhorta, nos sustenta, nos da condiciones de superar todos los obstáculos que intentan impedir las bendiciones que tiene para nosotros. Ahí reside el motivo por el que Su presencia es lo más importante que tenemos en este mundo.

    Nosotros, por nuestra propia fuerza, nada podríamos hacer; pero con Dios de nuestro lado podemos alcanzar hasta las estrellas, pues Él nos lleva más allá de lo que podemos imaginar.