lunes, 21 de febrero de 2011

Siervo

Estos días he meditado sobre lo que significa ser siervo. Escuché una reunión donde el obispo declaraba que para entender en realidad la condición de siervo debíamos remontarnos al pasado, como la edad media o el tiempo de Moisés. En aquellos días la condición de siervo era clara.

   Cuando se adquiría un esclavo hebreo por dinero, este trabajaba siete años, al séptimo tenía la opción de salir libre, tal y como había entrado al servicio de su Señor. Si entró solo, saldría solo; si tenía mujer, saldría con su mujer. Ahora bien, si su Señor le había otorgado mujer, su mujer y sus hijos pertenecían al Señor. Entonce el siervo podía decidir si permanecía con su Señor. Imagino que un siervo sólo desearía permanecer con su señor si éste fuera muy bueno con él o él amara mucho a su familia.

   Esta situación puede retratar la vida de los cristianos actualmente. Llegamos ante Jesús destruídos, sin esperanza, en el fondo del pozo y Dios nos rescata del abismo que cavamos por nuestras malas decisiones y nos da una nueva oportunidad de vivir. Entonces nos convertimos en siervos suyos. Él, siendo un Señor lleno de amor por sus siervos, cuida de nuestra vida y nos proporciona todo lo que necesitamos para ser felices. Sin embargo, Él no nos obliga a permanecer a su servicio. Cada día tenemos la oportunidad de decidir si deseamos seguir sus pasos o nos apartamos en nuestra propia opinión.

    Si decidimos apartarnos, es porque, en primer lugar, ya nuestro corazón se apartó de él desde hace mucho; saldríamos solos, sin ninguna de las bendiciones que Él nos había dado, sino con la maldición que vivíamos antes de conocerlo. Al contrario, si día con día decidimos vivir a su servicio, Él se encargará de cada aspecto de nuestra vida, pues, además de Señor, Él también es Padre.

    Mientras veo a mis niños aquí en la escuela, me doy cuenta, he decidido servir a mi Dios, donde sea, cuando sea. Por ahora mi servicio está aquí con ellos, debo poner mi corazón en lo que hago. No puedo olvidar mi condición de sierva del Señor, pues por si fuera poco el cuidado que Dios tiene conmigo, aún prometió que: "Si alguno me sirviere, mi Padre lo honrará".